La realidad virtual en la educación: cómo está cambiando la forma de aprender
La realidad virtual, sin duda, ha llegado para quedarse.
Lo que hasta hace apenas unos años se antojaba como un concepto de ciencia ficción, hoy ya es una realidad que envuelve todas y cada una de nuestras actividades cotidianas.
Adoptada inicialmente por la industria del ocio y del entretenimiento; posteriormente por el sector cultural y, poco después, por el resto de actividades profesionales, la realidad virtual ha traído consigo, de manera sigilosa y constante, una revolución tecnológica.
Un claro ejemplo de ello, lo encontramos en el área de la educación.
La forma de aprender dista mucho de la que conocíamos hasta hace apenas diez años.
Los libros o los apuntes pasan a un segundo plano, para dejar como auténtica protagonista de la enseñanza, a la realidad virtual.
Si quieres conocer de qué manera la realidad virtual está cambiando los hábitos de estudio, ya no sólo de los más pequeños sino de los grandes profesionales dentro de las empresas, presta atención porque estás a un paso de descubrirlo.
La realidad virtual: un antes y un después en el sector educativo
Antes de entrar en materia, conviene refrescar un poco los comicios de la realidad virtual pero, sobre todo, en qué momento comenzó a cobrar un auténtico valor en la sociedad.
Probablemente ninguno de nosotros olvidaremos lo que comenzó a ocurrir en una parte del planeta en diciembre de 2019.
Muchos pensábamos, que ese nuevo virus, desconocido para todos, que acaparaba todas las portadas de los grandes periódicos o las principales noticias de los informativos, no se expandiría al resto de territorios internacionales.
La realidad fue que, apenas dos meses después, comenzó su conquista a pasos agigantados por todo el mundo.
Sin darnos cuenta, la cifra de contagios se disparaba más rápido que la pólvora.
La muerte comenzó a cobrar una fuerza apoteótica que, sin pena ni remordimiento, arrebataba vidas sin previo aviso y, los que tuvimos la suerte de sortearla, acabamos encerrados.
Pequeños y grandes comercios comenzaron a ver tambalearse sus cimientos ante la falta de trabajadores o clientes como resultado del confinamiento.
La educación pareció estancarse.
El ocio y el entretenimiento en sitios públicos se evaporó y ya, ni que decir tiene, del sector cultural.
Sin duda, la pandemia marcó un antes y un después en nuestra sociedad.
No sólo como un método de aprendizaje a nivel personal, en tanto y cuanto, hoy valoramos nuestra libertad de desplazamiento o hemos tomado consciencia de lo importante que es aferrarse a la vida y tomar todo tipo de precauciones para que no nos puedan desprender de ella.
Eso no es todo lo que nos ha dejado la pandemia, no.
También nos ha obligado a reinventarnos, a mirar al futuro y seguir adelante.
Un punto de inflexión que propició el auge de la realidad virtual.
Fue una de las heroínas que dio rienda suelta a poner en marcha, de una manera diferente, todas esas actividades de las que nos expropiaron.
Y una de esas actividades fue la de la educación. Un país sin cultura, es un país pobre.
Motivo por el cual, era preciso, retomar los métodos de aprendizaje.
Las aulas dejaron de convertirse en el punto de encuentro para los estudiantes, siendo sustituidas por los ordenadores.
A falta de un profesor que pudiera impartir las clases físicamente en un espacio y pudiera enseñar y demostrar a sus alumnos cómo podían desempeñar una determinada actividad, la realidad virtual ganó su espacio.
Gracias a ella, diversos estudios han demostrado que los métodos de aprendizaje son más efectivos, ya no únicamente para los estudiantes sino, también, para los empleados de una empresa.
Algunas de las características que la convierten en la mejor arma educativa son:
Para estudiantes:
- El nivel de atención aumenta puesto que permite disfrutar de experiencias inmersivas que se pueden reproducir ilimitadamente.
- La interacción con los diversos elementos presentes en el espacio virtual favorece el hábito de estudio.
- Es posible medir el rango de atención e implicación de un estudiante, ya no sólo gracias al cálculo de tiempo que invierte para desempeñar una determinada actividad o ver cuáles son sus calificaciones, sino por el movimiento de sus ojos que pueden ser controlados a través de la realidad virtual.
- Aumenta la colaboración entre alumnos y profesores, ya que pueden interactuar en tiempo real desde cualquier lugar.
Para empleados y empresas:
- Reduce los accidentes laborales ya que, gracias a la realidad virtual, podrán simular situaciones de riesgo.
- Ahorro de costes puesto que los cursos y actividades que engloban la realidad virtual podrán reproducirse ilimitadamente y en cualquier horario, sin necesidad de contratar a un profesional que imparta la enseñanza físicamente en un aula.
- A nivel de marketing, mejora la imagen de la marca y favorece que el cliente se sienta parte de ella gracias a las experiencias inmersivas de las que os hemos hablado con anterioridad.
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